Introducción

Reconocer el valor del trabajo de cuidados, tanto remunerado como no remunerado, es fundamental para el desarrollo de las sociedades y para lograr la justicia social. En América Latina y el Caribe, el cuidado (dar, recibir cuidados y el autocuidado) se considera un derecho desde la aprobación del Compromiso de Buenos Aires en noviembre de 2022 por parte de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), con la participación de los 32 países de la región, y la OIT como observador. El cuidado se asume como la responsabilidad compartida entre el Estado, el sector privado, la comunidad y los hogares, así como entre hombres y mujeres. Esta iniciativa se encuentra en el centro de la agenda de la OIT, en colaboración con los mandantes tripartitos de la región, y se vincula estrechamente con los debates globales abordados durante la Conferencia Internacional del Trabajo de 2024, específicamente en lo que respecta a el trabajo decente y la economía del cuidado.
En América Latina se observa una preocupante tendencia hacia la sobrerrepresentación de mujeres en hogares en situación de pobreza, evidenciada por un índice de feminidad de 116 mujeres por cada 100 hombres en hogares pobres y en extrema pobreza en 2021 (CEPAL, 2023). Una de las múltiples causas identificadas es la carga desproporcionada de trabajo de cuidados no remunerado que recae sobre las mujeres. En la región las mujeres llevan a cabo el 76.4% del trabajo doméstico no remunerado (OIT, 2024), lo que dificulta su participación equitativa en el mercado laboral y limita su acceso a recursos económicos que les permitan alcanzar una mayor autonomía. La sobrecarga de trabajo no remunerado afecta también al acceso desigual de las mujeres a prestaciones sociales. Las
prestaciones actuales no cubren sus necesidades básicas, especialmente en casos de pobreza extrema. Esta disparidad también se refleja en la vejez, donde la cobertura a estas prestaciones es menor para las mujeres en comparación con los hombres.

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Un sector particularmente afectado por estas dinámicas es el de las trabajadoras del cuidado y en particular el de las trabajadoras domésticas; a pesar de los avances legislativos aún enfrentan altos niveles de informalidad y precarización laboral, en la región, el 72,3% de las personas empleadas en este sector se encuentran en situación de informalidad, recibiendo salarios mensuales mucho más bajos que el resto de las personas asalariadas. Esta situación
es especialmente relevante considerando que en América Latina y el Caribe, 14,8 millones de personas se dedican al trabajo doméstico remunerado, siendo el 91,1% de ellas mujeres. Recordemos que en Bolivia y México la informalidad de las trabajadoras del hogar es superior al 90% y en Brasil del 61,1%. Esta realidad destaca la importancia de abordar las desigualdades de género en el mercado laboral, especialmente en sectores vulnerables
como el del trabajo de cuidados (OIT, 2022).

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Las mujeres bolivianas enfrentan una menor participación laboral en comparación con los hombres, con un 67,5% frente al 79,3% de estos últimos, y el 80,8% de las trabajadoras operan en la informalidad (OIT, 2024). La carga de las responsabilidades relacionadas con el cuidado del hogar es una de las principales razones por las cuales las mujeres se mantienen alejadas del mercado laboral, obstaculizando el desarrollo de sus carreras profesionales. El trabajo de cuidado no remunerado, mayoritariamente asumido por mujeres, ocupa significativamente más tiempo para ellas, con un promedio de 4,45 horas diarias frente a 1 hora para los hombres (OIT, 2024).

Por lo anterior, la propuesta operacionalizará las recomendaciones del diálogo con los actores tripartitos de la Región y la Federación Internacional de Trabajadoras del Hogar (FITH) que, en marzo de 2023 aprobaron la hoja de ruta iberoamericana: “Invertir en cuidados para hacer del trabajo doméstico un trabajo decente”. La hoja de ruta busca, a través de su aplicación a nivel nacional, invertir en la economía del cuidado, fomentar la generación de empleo y
fortalecer el trabajo digno para todas las personas que trabajan en el cuidado, con especial énfasis en garantizar los derechos fundamentales de las trabajadoras domésticas conforme al Convenio núm. 189.

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A nivel nacional en Bolivia, se acompañará el desarrollo de modelos innovadores de trabajo decente en el sector de los cuidados a través del establecimiento de cooperativas de cuidados fruto de una petición a la OIT del Ministerio de Trabajo y el Servicio Plurinacional de la Mujer y de la Despatriarcalización para la revisión de la Ley General de Cooperativas N° 356 y la promoción de la distribución del trabajo comunitario de cuidados a través de la Economía Social y Solidaria (ESS). La población beneficiaria directa es de unas 600 mujeres que trabaja con la Asociación Gregoria Apaza en el Alto, indirectamente y según el último censo se beneficiaran unas 558.708 mujeres.

La iniciativa está alineada con el Marco de Complementariedad de Naciones Unidas para el Vivir Bien en Bolivia (2023-2027).

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Al final de esta intervención se espera contribuir a la promoción de la igualdad entre hombres y mujeres en el mundo del trabajo, con un enfoque prioritario en la economía de cuidados y en las personas trabajadoras del cuidado, mediante 1) Fortalecimiento de un marco integral de derechos y responsabilidades para recibir y brindar cuidados, así como el desarrollo de capacidades entre los mandantes mediante el intercambio de conocimientos, con el objetivo de mejorar la equidad de género en el acceso y las condiciones laborales en el sector del cuidado 2) El impulso a la inversión en servicios y empleos de calidad en la economía del cuidado a través de propuestas innovadoras de la Economía Social y Solidaria (ESS), con especial atención a la creación de oportunidades laborales equitativas para hombres y mujeres en roles de cuidado y 3) la mejora de la calidad de los empleos y la creación de oportunidades de trabajo decente en el sector de cuidados, especialmente para las trabajadoras de cuidados comunitarias y trabajadoras domésticas, con el fin de reducir las disparidades de género en el ámbito laboral y promover la inclusión económica de las mujeres.

Líneas Jerárquicas

El puesto de Coordinador/al Nacional del Proyecto se ubicará en las Oficina de OIT en La Paz, Bolivia; y trabajará bajo la supervisión del Coordinador de la oficina de la OIT en Bolivia y bajo la coordinación y orientación técnica de la Especialista Senior Regional de Género y no discriminación basada en Lima. La persona seleccionada deberá coordinar técnicamente sus acciones con los/as otros/as Coordinadores/as Nacionales del proyecto en Bolivia y Brasil y con el/a Asistente de Proyectos, basado/a en Lima.

Descripción de las tareas

El/la Coordinador/a Nacional de Proyecto realizará las siguientes funciones:

• Preparar el plan de trabajo para la implementación de las acciones definidas en el proyecto/iniciativa, para la aprobación de la especialista regional de género de la OIT.
• Realizar reuniones de presentación de la iniciativa con los constituyentes de la Oficina en Bolivia, las agencias de Naciones Unidas, los actores locales y las demás partes interesadas que están vinculados a la implementación del proyecto.
• Preparar los términos de referencia y avanzar con los procesos de contratación de los consultores/as externos/as que apoyarán la realización del mapeo de necesidades y servicios comunitarios de cuidados existentes en la ciudad de El Alto, Bolivia.
• Desarrollar el proceso de consultas con las autoridades y partes interesadas para la selección de la iniciativa piloto comunitaria a desarrollar en la ESS junto a entidades competentes en el territorio de El Alto.
• En coordinación con la especialista de normas de la Oficina, preparar los términos de referencia para realizar el análisis sobre los gaps para la ratificación del C.183 y la contribución del Convenio 156 y otras normativas relacionadas al desarrollo de la Política Nacional de Cuidados que incluya un listado de buenas prácticas y lecciones aprendidas.
• Organizar y preparar materiales para la difusión de las acciones y el enfoque que la OIT desarrolla para promover el sistema nacional de cuidados.

• Desarrollar actividades de formación con constituyentes, autoridades y partes interesadas en materias vinculados al derecho al cuidado.
• Desempeñar otras tareas afines que se le asignen por su supervisor o por el Director de la Oficina.

Educación

REQUISITO

• Título universitario de primer nivel en economía, derecho, ciencias sociales o áreas afines.

Experiencia

REQUISITO:

• Un mínimo de dos años de experiencia profesional en áreas relacionadas con los derechos fundamentales del trabajo y/o con temas de género.

DESEABLE

• Experiencia con proyectos de cooperación para el desarrollo y experiencia de trabajo con agencias de Naciones Unidas en Bolivia.

Idiomas e informática

REQUISITO

• Excelente nivel de español
• Conocimiento del idioma inglés a nivel intermedio que le permita redactar informes y hacer presentaciones en dicho idioma.

Competencias

[Básicas]

Los candidatos interesados en el puesto deben considerar que las nueve competencias fundamentales de la OIT, listadas a continuación, podrán ser evaluadas durante el proceso de selección:

• Integridad y transparencia
• Sensibilidad a la diversidad
• Orientación al aprendizaje y al intercambio de conocimientos
• Orientación al cliente
• Comunicación
• Orientación al cambio
• Responsabilidad respecto del desempeño
• Orientación a la calidad y Colaboración.

[Técnicas y generales]

• Buen conocimiento de la administración de programas y/o proyectos.
• Buen conocimiento de la gestión basada en los resultados.
• Conocimiento y entendimiento del carácter sustantivo de los programas y las actividades de la OIT.
• Conocimiento de los métodos y las técnicas necesarios para evaluar la calidad y la eficiencia en la ejecución de los procesos. Buen conocimiento de programas informáticos (en particular, de procesamiento de textos, hojas de cálculo y creación de presentaciones), por ejemplo, los de Microsoft Office.
• Además de las competencias fundamentales requeridas por la OIT [integridad y transparencia, sensibilidad a la diversidad, orientación al aprendizaje y al intercambio de conocimientos, orientación al cliente, comunicación, orientación al cambio, asumir la responsabilidad respecto del desempeño, orientación a la calidad, colaboración], para este puesto se exigen las competencias siguientes:
• Capacidad para interpretar las reglas, reglamentos, políticas y procedimientos aplicables y trabajar en el respeto de estos.
• Capacidad para adaptarse con rapidez a los nuevos programas y sistemas informáticos. Aptitudes de redacción.
• Aptitudes analíticas y capacidad para prestar atención a los detalles. Capacidad para coordinar el trabajo del personal de apoyo.
• Capacidad para trabajar en un entorno multicultural con una actitud y un comportamiento sensibles a las cuestiones de género y no discriminatorios